Sector secundario

Industria

La industrialización de España se ha producido a diferentes tiempos y velocidades, viviendo la economía española dos grandes periodos industrializadores: uno durante el siglo XIX y otro a mediados del siglo XX. 

La industrialización decimonónica tuvo sus principales focos en Cataluña y el País Vasco, desarrollándose en Cataluña en la industria textil, mientras que en el País Vasco la industria predominante fue la siderurgia, gracias a los yacimientos de mineral de hierro, que proporcionaron los capitales y materia prima. Además, un tercer foco de industrialización en el siglo XIX se desarrolló en Asturias, debido a los yacimientos de carbón, que provocaron la aparición de la minería y la industria siderúrgica, financiadas con inversiones de capitalistas españoles, franceses y británicos. En Andalucía, concretamente en la provincia de Málaga, también se experimentó un proceso industrializador que, sin embargo, tuvo una existencia efímera y por una serie de causas no se logró la industrialización de esta región hasta bien entrado el siglo XX.

Respecto a las restantes zonas industriales, su desarrollo se produjo en el segundo periodo industrializador de España, durante el denominado "desarrollismo", en las décadas finales del franquismo, un desarrollo que ha proseguido hasta la actualidad, con importantes actividades en todos los sectores, que van desde la industria de la moda, hasta la construcción naval, la biotecnología, los trenes de alta velocidad o la industria aeroespacial.

Construcción

España tenía un parque de 23.700.600 viviendas a finales del año 2005, según datos del Banco de España, sobre un total de 15,39 millones de hogares españoles. Estas cifras indican un promedio de 1,54 viviendas por hogar español, la tasa más alta del mundo. Según las mismas fuentes, el 85 por ciento de las viviendas en España son de propiedad, y sólo un 15% se disfrutan en régimen de alquiler.

El precio medio de la vivienda nueva en España es de 2.510 euros por metro cuadrado, según datos de la Sociedad de Tasación a 31 de diciembre de 2005. El precio de la vivienda, sin embargo, varía ostensiblemente en función de las comunidades autónomas y las capitales de provincia.

Al estallar la llamada "burbuja inmobiliaria", se inició un retroceso económico en todos los aspectos de la economía española. El resultado de la explosión de la burbuja es una brusca caída de la demanda y de los precios en el corto plazo. Desde septiembre de 2007, ya se está produciendo por la incapacidad del mercado para absorber la enorme oferta de vivienda construida y vacía disponible. Este cambio de ciclo inmobiliario español habría tenido lugar por factores internos y externos: por un lado, la falta de liquidez del sistema financiero, causada por la crisis de las hipotecas subprime en Estados Unidos en agosto de 2007, y por otro, por el deterioro interno de la economía española, la falta de financiación y el agotamiento del modelo de crecimiento (basado en la construcción), al reducirse los retornos de la inversión (provocando la salida del mercado de los especuladores) y contenerse el crédito.

Sector energético

El sector energético en España supone aproximadamente un cinco por ciento del Producto interior bruto de España, pero su importancia va más allá de su participación en la producción total, puesto que constituye un sector de carácter estratégico del que necesitan todas las ramas de la actividad económica, siendo la energía considerada necesaria para cualquier clase de producción de bienes y servicios. Precisamente uno de los elementos que ha limitado el desarrollo económico de España en los dos últimos siglos, ha sido la pobreza de recursos energéticos, en concreto la carencia de hidrocarburos líquidos y gaseosos y la mala calidad y carestía del carbón existente. La escasez de recursos ha condenado tradicionalmente al sistema energético nacional a una situación de déficit y dependencia exterior. Frente a un consumo de energía primaria en España en el año 2008 de 142.070 Kilotoneladas equivalentes de petróleo (Ktep), la producción nacional fue de 30.725 ktep, lo que ha supuesto que el grado de autobastecimiento exterior se cifra en un veinticinco por ciento, durante este año.

Desde finales de los años 1990 esta situación se trata de invertir mediante políticas de impulso de las energías renovables, que tienen como objetivo para 2010 generar el 30 % de la electricidad a partir de fuentes de energía renovable, el 12 % de la energía primaria y el 5.75 % con biocarburantes. España es asimismo líder mundial en energía eólica, con la mayor tasa de penetración mundial de esta tecnología (13.8 % en el año 2009).